De chico, Santiago Del Moro se preguntaba por qué la televisión tenía control remoto si él únicamente podía ver un solo canal. Cuando encontró la respuesta, hizo todo lo posible para que la gente hiciera zapping buscando sus programas.
Hoy, pasa un tercio de su día detrás de un micrófono y delante de una cámara de televisión. Su programa de radio en FM es líder en su horario. Sus dos programas de televisión revolucionaron el modo de tratar la farándula y la política.
No se queja de trabajar tanto. Agradece: cuando sale de vacaciones, se aburre. El mejor elogio que recibió se lo dijo una vestuarista. Extraña el olor del campo y se hizo amigo del malo de la televisión, el minuto a minuto.