Nathaniel Hawthorne nació en 1804 y llevó, al menos hasta los treinta y cinco años, una vida sumamente solitaria y rara: desde que su padre, capitán mercante, muriera en 1808, vivió recluido sin salir apenas en la mansión familiar de Salem (Nueva Inglaterra) junto a su madre y sus dos hermanas, con las que al parecer casi ni se veía ni se hablaba. En su soledad, leía y escribía, especialmente cuentos fantásticos, envuelto en la innatural atmósfera de la casa y en su historia de recuerdos trágicos (uno de sus antepasados fue juez en el famoso proceso de las brujas de Salem), que novelaría posteriormente en La casa de los siete tejados (1851).
El problema del mal y de su transmisión a través de las generaciones llegaría a convertirse en el tema por excelencia de sus obras, entre ellas la célebre La letra escarlata (1850). En 1839, dejó por fin la casa familiar y se instaló en Boston, donde fue inspector de aduanas; en 1842, se casó; participó brevemente en la experiencia de la comuna de Brook Farm, sobre la que escribió una novela, La granja de Blithedale (1852); fue luego cónsul de los Estados Unidos en Liverpool, vivió en Florencia, Roma y Londres, «pero su realidad –dice Borges– fue, siempre, el tenue mundo crepuscular, o lunar, de las imaginaciones fantásticas». El libro de las maravillas (1852), así como su continuación, Cuentos de Tanglewood (1853), representan la faceta más clara y luminosa de su personalísima obra. Murió en Plymouth (Nueva Inglaterra) en 1864.