Francis Scott Fitzgerald (1896, St. Paul, Minnesota-1940, Hollywood, California) creó uno de los mitos de la literatura del siglo XX, el gran Gatsby, y contribuyó de un modo fundamental a la invención de su época. Su primera novela, A este lado del paraíso (1920), narró la educación sentimental de su generación, y sus cuentos inventaron la Edad del Jazz y configuraron las emociones y la imaginería de los años veinte. Hermosos y malditos (1922) adivinó el fin de la fiesta inagotable («la mayor orgía de la historia», según el propio Fitzgerald) y lo preparó para escribir El gran Gatsby (1925). Pasó por Hollywood, a la busca de dinero en el nuevo paraíso cinematográfico, y fracasó. La Depresión económica de 1929 la vivió como depresión y quiebra personal: Suave es la noche (1934), su cuarta novela, volvió a demostrar la extraordinaria capacidad de Fitzgerald para sentir y contar la compenetración indisoluble entre los grandes hechos históricos y la historia íntima de los individuos. En diciembre de 1933 su mujer, Zelda Sayre, había sido internada en una clínica psiquiátrica. En 1937 Fitzgerald volvió a Hollywood como guionista. Su nombre sólo aparecería en los créditos de una película sonora: Tres camaradas, y por bebedor fue despedido de su último trabajo en Hollywood, donde murió de un ataque al corazón. Su novela final, inacabada, El último magnate, hablaba de la desilusión de Hollywood. T. S. Eliot había juzgado así El gran Gatsby: «Me parece el primer paso que da la ficción americana desde Henry James.»